sábado, 5 de abril de 2014
viernes, 4 de abril de 2014
lunes, 31 de marzo de 2014
THE LAIR
La búsqueda de un nombre puede suponer una limitación importante del ámbito que éste puede abarcar. Es por eso que buscamos un verbo, no un nombre propio, para que ese verbo cuente la historia que ha llevado a la casa a ser como es, y que la hacer latir.
Sin duda el caldo de cultivo de la casa es la ciudad, los ciudadanos, su contexto. Sin embargo, no podemos olvidar la intimidad que la casa encierra.
Con el último componente que he añadido a la casa, la lana virgen en el reposacabezas del banco, esta intimidad se une con la ciudad en el exterior de la casa, brindando a todos la oportunidad de sentir y compartir la sensación que sólo María (e invitados) puede disfrutar en el interior.
Se trata de una casa sin ciudad, en mitad de la ciudad.
Es un ente vivo, que cambia según quién lo habite. Sobrevive gracias a su cercanía a la ciudad.
Poniendo un ojo en el exterior, hay que tener en cuenta la influencia de todos los usuarios que no elejimos, los caminantes, compradores y trabajadores. ¿Qué lleva a esas personas a sentarse ahí? ¿irían sólo a la calle por sentarse en el banco? quizás al principio, por el interés de la instalación, pero no duraría mucho, aunque sin duda sí que elegirían este asiento frente a los demás.
Para comprender la clase de gente que influye en el nombre de la casa, tendré en cuenta que:
1. Oxford street es una de las calles más concurridas de Londres, principalmente por las tiendas, bares y restaurantes. Turistas y algún londiner perdido. Corriendo, aglutinandose, comprando.
2. Por otro lado, cerca de la ubicación de la casa está el Soho, centro del ocio londinense, no sólo turísitico, por lo que alguien nativo de la capital podría acabar en la instalación. Quizá se acercaría a ella para descansar de la gente, o para estar con otra persona sin interrupciones, para hablar por telefóno o estar sentado en un lugar agradable.
3. Más gente que podría rondar la casa son los trabajadores de todas estas tiendas, o quien vive y trabaja en las partes altas de los edificios. Por ejemplo, como se puede ver en esta web, el edificio de oficinas que queda justo detrás de la casa, el Centre Point, busca renovarse, y la casa-instalación podría ser una pieza de este puzzle.
Así pues, la casa será un lugar de reunión, de espera, de descanso y de relajación, un lugar de encuentro donde encontrar la intimidad (auditiva y con suerte mental) entre tanto bullicio. Cubre una necesidad a la vez que proporciona una experiencia.
Estas palabras que describen las actividades y sobretodo sensaciones que ocurren tanto en el interior con el exterior son los verbos de acción que mantienen la casa a flote entre tanto caos.
Todas estas acciones deben dar nombre al proyecto a la vez que marcar su dirección y dar identidad al lugar y a la gente que se sentirá identificada con él.
Me gusta junto a todas estas palabras la palabra nómada, pues ilustra bien a toda esta gente, e incluso la condición independiente de la casa. Independiente del suelo pero no de lo que pasa en él. La condición de guarida es muy interesante también, aúna muchas de las sensaciones.
Juntas, "la guarida nómada" habla de tantas cosas como en el proyecto se intuyen.
La necesidad, la búsqueda de lo sencillo dentro de lo complejo, la experiencia, el sistema, el vacío y el disfrute. Las idas y venidas. Incluso la lluvia.
Es nómada quien se desplaza y vive en diferentes sitios, la gente está de paso, la casa es móvil, María lo es, sin embargo en la casa queda la esencia de ella, es el lugar a donde siempre vuelve, su condición de nómada se encuentra con la intimidad en el cobijo de su hogar, en su guarida.
Sin duda el caldo de cultivo de la casa es la ciudad, los ciudadanos, su contexto. Sin embargo, no podemos olvidar la intimidad que la casa encierra.
Con el último componente que he añadido a la casa, la lana virgen en el reposacabezas del banco, esta intimidad se une con la ciudad en el exterior de la casa, brindando a todos la oportunidad de sentir y compartir la sensación que sólo María (e invitados) puede disfrutar en el interior.
Se trata de una casa sin ciudad, en mitad de la ciudad.
Es un ente vivo, que cambia según quién lo habite. Sobrevive gracias a su cercanía a la ciudad.
Poniendo un ojo en el exterior, hay que tener en cuenta la influencia de todos los usuarios que no elejimos, los caminantes, compradores y trabajadores. ¿Qué lleva a esas personas a sentarse ahí? ¿irían sólo a la calle por sentarse en el banco? quizás al principio, por el interés de la instalación, pero no duraría mucho, aunque sin duda sí que elegirían este asiento frente a los demás.
Para comprender la clase de gente que influye en el nombre de la casa, tendré en cuenta que:
1. Oxford street es una de las calles más concurridas de Londres, principalmente por las tiendas, bares y restaurantes. Turistas y algún londiner perdido. Corriendo, aglutinandose, comprando.
2. Por otro lado, cerca de la ubicación de la casa está el Soho, centro del ocio londinense, no sólo turísitico, por lo que alguien nativo de la capital podría acabar en la instalación. Quizá se acercaría a ella para descansar de la gente, o para estar con otra persona sin interrupciones, para hablar por telefóno o estar sentado en un lugar agradable.
3. Más gente que podría rondar la casa son los trabajadores de todas estas tiendas, o quien vive y trabaja en las partes altas de los edificios. Por ejemplo, como se puede ver en esta web, el edificio de oficinas que queda justo detrás de la casa, el Centre Point, busca renovarse, y la casa-instalación podría ser una pieza de este puzzle.
Así pues, la casa será un lugar de reunión, de espera, de descanso y de relajación, un lugar de encuentro donde encontrar la intimidad (auditiva y con suerte mental) entre tanto bullicio. Cubre una necesidad a la vez que proporciona una experiencia.
Estas palabras que describen las actividades y sobretodo sensaciones que ocurren tanto en el interior con el exterior son los verbos de acción que mantienen la casa a flote entre tanto caos.
Todas estas acciones deben dar nombre al proyecto a la vez que marcar su dirección y dar identidad al lugar y a la gente que se sentirá identificada con él.
Me gusta junto a todas estas palabras la palabra nómada, pues ilustra bien a toda esta gente, e incluso la condición independiente de la casa. Independiente del suelo pero no de lo que pasa en él. La condición de guarida es muy interesante también, aúna muchas de las sensaciones.
Juntas, "la guarida nómada" habla de tantas cosas como en el proyecto se intuyen.
La necesidad, la búsqueda de lo sencillo dentro de lo complejo, la experiencia, el sistema, el vacío y el disfrute. Las idas y venidas. Incluso la lluvia.
nómada
- adj. y com. Que se desplaza de un sitio a otro,sin residencia permanente:
tribu nómada.
guarida
- f. Cueva o lugar donde se recogen y guarecen los animales:
el lobo huyó hasta su guarida. - Refugio, lugar oculto al que se acude para huir de peligro:
la policía les hizo salir de su guarida. - Lugar donde se acude con frecuencia. Suele tener sent. desp.:
el comando terrorista tenía varias guaridas en la ciudad.
Es nómada quien se desplaza y vive en diferentes sitios, la gente está de paso, la casa es móvil, María lo es, sin embargo en la casa queda la esencia de ella, es el lugar a donde siempre vuelve, su condición de nómada se encuentra con la intimidad en el cobijo de su hogar, en su guarida.
El nombre
Retomemos el contexto en el que nos situamos. Ha ido
variando en estas últimas semanas, pero finalmente me sitúo en el interior del
metro de Madrid. Un vaivén de gente, de aquí para allá. Gritos, susurros…
Diferentes rutas por recorrer. En pleno centro de la ciudad de Madrid pero bajo
tierra… Uno de los puntos más transitados de la ciudad. La estación Sol
(actualmente Vodafone-sol), con un horario de apertura restringido de 6 am a
1:30 am. Comercio en su interior, atención al cliente,… y todo esto construido
con materiales puramente anti vandálicos. Aquí nada frágil vale.
Esta casa para María
Se sitúa en su interior, y esconde todas sus posesiones: una larga lista de
objetos por guardar. Es un espacio de reflexión para María. Duerme en el seno
de lo que realmente es ella.
Pues bien, ahora debemos ocuparnos de buscarle un nombre a
la casa.
Su función principal es ser un espacio de reflexión,
aprender y pensar a partir de los
objetos y de lo que ellos cuentas. En base a esto podríamos decir que es una
casa para reflexionar. Es cierto que esa es su función principal, pero es algo
de lo que solo María se hace eco. Como dueña de la casa ella es la que va a
realizar la función. Sería su condición privada: una especie de escaparate
hacia el interior que solo ella puede ver. Pero la controversia está en que la
parte pública de la casa no muestra nada de lo que está pasando en su interior.
Esconde toda su función. Es cierto que da de que hablar, los usuarios del metro
podrán comentar la función de eso que se sitúa ahí. Sabrán que esconde algo,
pero no sabrán que es.
Este es un dato que puede ser capaz de darle el nombre: La
casa esconde, pero no se esconde. La casa muestra, pero para su interior. Podríamos asemejarlo al caparazón de una tortuga.
Estás lo usan como arma de defensa ante el ataque de posibles depredadores. Cuando
se guardan en su interior no dejan de ser vistas, pero están a salvo del
exterior. Algo similar sería el funcionamiento de esta casa: no pretende
ocultarse ni desaparecer, solo guardarse de lo que hay en el exterior que puede
que le absorba y hacerle recordar todo lo que necesite. Le aparta de la ciudad en lo que a sentidos se refiere. Es un espacio aislado sensorial mente en la medida de lo posible.
Con respecto a la localización se sitúa aquí
ya que es un punto de fácil acceso. Desde cualquier punto de la ciudad no
tardaría en llegar en caso de necesitarlo.
Concluyendo, según lo
leído en el texto de clase, la casa que esconde sería una buena manera de
llamar al proyecto, contaría un relato, que puede solo se entienda al
observarlo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)