viernes, 21 de febrero de 2014
jueves, 20 de febrero de 2014
Oferta para Maria Langarita
Todos
conocemos tu secreto.
Esas
cosas se notan. Hay situaciones donde lo único que se te ocurre hacer es
“esperar y ver”, pero tú no eres así. Nunca harías eso. No te resistes a la
tentación de participar en todo lo que pase. Este cambio de era te está sentando bien. Te
pasas el día fuera, en la calle. Conoces a toda la ciudad. Eres el prototipo de
superheroína contemporánea.
Mi
oferta.
María,
hace poco leí este texto de Silo, un Humanista Universalista:
“Me
es insuficiente la definición del hombre por su sociabilidad ya que
esto
no hace a la distinción con numerosas especies; tampoco su fuerza de trabajo es
lo
característico,
cotejada con la de animales más poderosos; ni siquiera el lenguaje lo
define
en su esencia, porque sabemos de códigos y formas de comunicación entre
diversos
animales. En cambio, al encontrarse cada nuevo ser humano con un mundo
modificado
por otros y ser constituido por ese mundo intencionado, descubro su
capacidad de acumulación e
incorporación a lo temporal, descubro su dimensión
histórico-social,
no simplemente social.”
Sé de sobra que te relacionas
bien con las personas, que cualquiera te aceptaría en su casa para realizar las
actividades cotidianas. Te conozco y afirmo que yo misma te cedo mi hogar. Así
que no es eso lo que necesitas. Te propongo algo más allá. Como dice Silo a la
persona se le reconoce por su capacidad de acumulación. María, si te pasas el día fuera de casa, ¿no es eso lo que necesitas? ¿Qué es una casa sino el lugar donde están tus cosas?
Dice Beatriz Colomina sobre los
Eames: “Utilizaban “tecnología industrial para
proveer… un recinto “no consciente de sí mismo” que pudiera satisfacer lo
esencial para una vida cotidiana confortable. El ocupante podría entonces
transformar esa estructura en un pronunciamiento personal, llenándola con
accesorios de su propia vida. Todos los elementos efímeros de la vida ordinaria
tomarían así el control y definirían el espacio.”
La ciudad es tu vida, pero.. ¿y
tus objetos? Un almacén - observatorio es lo que necesitas. El sitio donde van
a reposar todos tus accesorios, desde el cepillo de dientes hasta aquel papel
que te encontraste el suelo y te recuerda a aquella ciudad…Todos estos objetos
hablan de ti y observarlos te ayuda a conocerte y a recuperar tu esencia.
Podrás acceder a tu casa cuando
la necesites, te lo garantizo.
What about intimity?
La intimidad es la sordera.
Tanto por falta total de sonidos,
como por ruido absoluto.
Tanto por falta total de sonidos,
como por ruido absoluto.
About heroes and isolation
A House for Doing Nothing
Doing nothing was proposed as one of the most elevated experiences by Jean-Jacques Rousseau in his “Rêveries du Promeneur Solitaire” when he describes his isolation in a semi abandoned lake island, saying “I am now alone on earth, no longer having any brother, neighboor, friend or society other than myself.“The current state of the world, maybe The End of History described by Francis Fukuyama, where he remarks the need for distinguishing between what is essential and what is contingent or accidental in world history, is an evidence of this human sense of isolation, while at the same time, we’re all connected.
A responsible political understanding of nowadays condition would be the background of a responsible house: a refuge for a hero of the global north challenging himself in concepts of political responsibility. The house itself is supposed to be a responsible device but it may already introduce to a new concept of responsibility while in the same time it gives a perspective towards an idiosyncratic notion of irresponsibility [founded in today’s participation in the social phenomena]: it is a project of self criticism
The reference of Rousseau’s islands is clearly represented in the way the house exposes its inhabitant: with no walls, playing with transparence in a continous dialogue with the exterior. Just like Raimund Abraham’s House with Curtains, born from his poem entitled “Elements of the House” written in 1972, where he indicated often opposing sensations and feelings:
“The house is the junction of:
dreams
illusions
death
[...]
conflicts
confrontations
movement
penetration
walls
[...]
transparencies
transcendence
the horizon
infinity.”
dreams
illusions
death
[...]
conflicts
confrontations
movement
penetration
walls
[...]
transparencies
transcendence
the horizon
infinity.”
- Could it be the perfect place for us to think and discover the new relational skills for a different era, where the first step would be to stop and do nothing?
___
Este post son segmentos de A House for Doing Nothing | Political Attitudes from Secluded Place (puedes leerlo completo aquí), que a su vez en parte de un diálogo o "blogiscussion", entre Léopold Lambert, Aristide Antonas y dpr-barcelona. Puedes leer el artículo de Léopold en The Funambulist y la respuesta de Antonas unos días después en su propio blog.
martes, 18 de febrero de 2014
lunes, 17 de febrero de 2014
Musica y video
Creo que vale la pena primero escuchar, y luego ver sin escuchar, y viceversa.
http://www.youtube.com/watch?v=L4eEVUK8BwE
http://www.youtube.com/watch?v=aJieTsx5kzo
http://www.youtube.com/watch?v=L4eEVUK8BwE
http://www.youtube.com/watch?v=aJieTsx5kzo
El mito de Buzz
“Creo que la humanidad debe aventurarse ahí afuera.
Cuando los primeros hombres y mujeres pisen Marte, yo
estaré allí, ya sea viéndolo en mi televisor o mirando desde las estrellas.”
El protagonista de
nuestra historia es Apolo 11, nombre de la misión que
envió al espacio la primera tripulación a la Luna Todos conocemos a la primera persona en pisar
la Luna, pero… ¿del resto de la tripulación quien se acuerda? ¿viajaba alguien
más con él?
Nos centraremos en el personaje de Edwin Eugene
Aldrin, Jr, o también conocido como Buzz Aldrin. Este fue el SEGUNDO hombre en
pisar la luna. Todo fue debido a una colocación estratégica de la escotilla,
que, no se sabe porqué, estaba dispuesta dando la espalda a nuestro
protagonista. Por un simple hecho de encontrase detrás de la puerta, Buzz,
habiendo realizado el mismo recorrido que Armstrong, quedo en la oscuridad y
solo es conocido por aquellos forofos del tema. Sin embargo, aunque muchos no lo sepan, Buzz
es el protagonista de la gran mayoría de fotos que podemos ver sobre aquella
hazaña del hombre. Él es el protagonista de la famosa huella del hombre sobre
la luna y de muchas otras. Sí, le molestó ser el segundo en
salir. Sobre todo le molestó que le presentaran como tal y que vendieran la
noticia como “el primer hombre en llegar a la luna” y no “los primeros hombres
en llegar a la luna”.. Afirma que lo más difícil de viajar a la luna fueron los
dos años posteriores de actos públicos. Al acabar este periodo se derrumbó…
"¿Y ahora qué?", como escribió en su libro Magnífica Desolación. "¿Qué hace una persona cuando ha logrado el sueño de su carrera? ¿Qué hace un hombre a los 39
años tras haber caminado sobre la Luna? Sabía
que nunca repetiría aquello, y en la NASA quedé relegado a ser una especie de
embajador. No podía trabajar como astronauta. Por añadidura, el interés público
en el espacio comenzaba a evaporarse. Yo ya no estaba sometido a una
disciplina, y por primera vez en mi vida, no tenía una meta. Sin darme cuenta,
comencé a beber en serio. Eso se sumó a mi depresión crónica; había días en que
no encontraba una razón para salir de la cama. Algo en mi interior se estaba
resquebrajando".
Trágica
situación la de nuestro aparente héroe. Tras mucho trabajo había conseguido
todo lo que podría imaginar. Había alcanzado su meta en la vida ¿Y ahora
qué?... La emoción del momento fue desapareciendo, no se le reconocia de la
misma manera. Acabó con graves problemas psicológicos. Dejo la NASA. Su vida se
convirtió en algo que nunca hubiera imaginado. Se podría resumir como “el ciclo
de la vida”…
Todo
cambió con un simple giro de mentalidad. Pasar de ser una persona que se vende
como héroe y sin embargo no es nadie a ser verdaderamente la persona que el
quería ser. Se dejó la bebida y su
motivación empezó a ser que todas las personas que quisieran ir a la Luna lo
pudieran cumplir. Ahora no solo es conocido por la misión Apolo 11, sino también
por ser una persona honrada y sincera que asumió que es más fácil ir a Marte o a la Luna que conocerse a uno
mismo. No es
coincidencia que el personaje Buzz Lightyear de
la película Toy Story tuviera ese nombre, pues ambos comparten la misma pasión sin
límites por la exploración espacial y esto es lo que le hizo salir de su
gran crisis. La vida es de aquellas personas que se crean realmente su camino y busquen, no en solitario sino en comunidad, algún bien común.
El mito de BUZZ
Hay una historia desconocida en el alunizaje del Apollo 11,
y no estoy hablando de que fuera falso, les estoy hablando de Edwin Eugene Aldrin, Junior, el segundón de Neil
Armstrong.
Eran tres los tripulantes de la nave aquel día de julio del
69, Armstrong, Collins y nuestro protagonista, Aldrin. El mes de duración del
viaje fue algo incómodo, dejando de lado el hecho del angosto espacio y lo raro
que era comer bolas flotantes de comida, la tensión entre los tres tripulantes
de la nave acrecentaba por momentos, pues aun no se sabía quién sería el primer
hombre en pisar la luna. Y este no era un hecho a la ligera. El pueblo de Wakaponeta,
Ohio, el cual vio crecer a Armstrong, había instalado una costosa pantalla
gigante en el centro de la plaza.
La novia de Michael Collins por su parte, le esperaba
ardientemente en casa con un montón de velas y pétalos de rosa. Todo el
tinglado fue muy descabellado por su parte, en primer lugar porque Collins era
el piloto de la nave, y por tanto no
podía abandonarla en ningún momento. En segundo lugar, el mes de espera a la
aparición del alunizaje en televisión, hicieron que la casa, y la chica,
ardieran en llamas.
Edwin Aldrin también tenía sus grupis, los octogenarios del
geriátrico del Nueva Jersey, compañeros del abuelo de Aldrin, la única familia
que le quedaba tras el accidente que costó la vida a su familia, y del cual
nunca quería acordarse.
Pues bien, las semanas pasaban y nadie quería sacar el
espinoso tema que incluía las palabras “pisar”, “luna”, “astronauta archifamoso”,
y ese tipo de consideraciones. Finalmente, para terminar con la tensión,
decidieron que se haría a cara a cruz, pusieron las cartas sobre la mesa y le
dijeron a Collins que era inviable que él dejara la nave en ningún momento. El
lanzamiento de moneda se llevaría a cabo justo antes de abrir la puerta, y la
mano inocente sería el pobre Collins.
Por fin llegó el anhelado 20 de julio de 1969. Aldrin y
Armstrong estaban mordiéndose las uñas apretujados en el LEM, o módulo lunar,
parte de la nave encargada del alunizaje, que se desprendería de la nave
principal llegado el momento. Aldrin empezaba ya a roer el puño de su traje
espacial. Toda su vida pasaba delante de él, su infancia en el campamento
espacial, la trágica pérdida de sus padres y su hermana, y los largos
entrenamientos en el simulador estelar. El silencioso clima se rompió cuando
Armstrong decidió ir a ver a Collins a la central de mandos ciberespacial, para
ver cuánto quedaba. A la vuelta le dijo a Aldrin que aún faltaban unas cuatro
horas, y que debía ir a comprobar el ensamblaje del LEM con la nave principal,
ya que Armstrong decía haber oído un zumbido a la vuelta la nave principal.
Aldrin se dirigió a realizar su tarea, y mientras comprobaba
los fusibles, escuchó un estruendo que venía de la parte delantera del módulo
lunar. De pronto, el Apollo 11 empezó a tambalearse y los ventiladores se
pusieron en marcha. ¡Estaban tocando tierra y Armstrong no le había avisado!
Aldrin salió corriendo para atrapar a su colega pero cuando llegó a la cabina
principal la puerta ya estaba abierta.
La palanca de abertura en caso de emergencia estaba
accionada, y Neil Armstrong gozaba de la ingravidez en el exterior. Edwin, aún
perplejo, se asomó por la puerta. Al verle Armstrong empezó a gritar: “Buzzer!
Buzzer!” (zumbido en inglés) en burla. La ira invadió por unos instantes a
Aldrin, pero se le paso rápido, pues recordó un capítulo de su infancia. Pertenecía
a los primeros años de su hermana, cuya primera palabra fue “buzzer”, por no
poder pronunciar bien “brother”. Estos entrañables momentos con su hermana
consiguieron dominar al astronauta, hasta el punto que bajo de la nave, caminó
hacia su antagonista, y le bailo el “no rompas mas” de Coyote Dax. Y con las
mismas se subió a la nave dispuesto a emprender el viaje de vuelta. Le hizo dos
malas fotos desde la ventana, por cumplir, y se abrochó el cinturón de
seguridad.
Cuando volvieron a pisar tierra firme, Aldrin le dijo a
Armstrong que no contaría nada, no por temor a las represalias, sino porque
sentía lastima por él, y consideraba que si había llegado a el punto de hacer
algo tan temerario y mezquino, realmente tendría que ser quien figurara en las
portadas de las revistas, pues su alma ya estaba corrompida.
Edwin por su parte, se autoimpuso el mote de Buzzer, y cambió
legalmente su nombre, Edwin Eugene, a Buzz en 1988. Se hizo un nombre en la
industria del cine, con numerosas apariciones en westerns y poniendo voz a
dibujos animados, como Buzz light year, al que como ya habréis adivinado, dio
el nombre también.
Buzz Aldrin es un ejemplo de valentía. Y no solo por formar
parte de la primera tripulación que llega a la luna (y vuelve), este tipo de
valentía requiere de preparación física y mental. La valentía que a mí me
interesa es la que le llevó a enfrentarse a sus miedos, a sus recuerdos
traumáticos de infancia, la valentía que le impulsa todos los días a levantarse
y decir, soy buzz, un buzzer, un tipo que perdió la oportunidad de ser el
primero en pisar la luna, y qué importa, estuve allí, me he rehecho a mí mismo,
y ahora soy feliz, siendo el segundón, con un nombre anónimo y haciendo lo que
me gusta. Armstrong se hizo mundialmente famosos por su “hazaña”,
hizo varias giras por Estados Unidos y Europa contando su historia y animando a
niños a seguir su ejemplo. Sin embargo, la verdad le atormentaba todas las
noches, y cayó en la bebida pues ya no tenía razón para despertarse pues había
cumplido el sueño de su vida, y no tenía ni gente con quien celebrarlo, ni
nueva metas. Lo importante de esta historia es que al final ¡la vida es de los
valientes! Y los honestos además la disfrutan.
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