martes, 29 de abril de 2014

A B S T R A C T [2]

Este artículo nace de la necesidad de estudiar los modos de habitar contemporáneos centrándome en la figura de la mujer joven  nómada contemporánea y viviéndolo desde mi propia persona. Los modos de habitar han variado con el tiempo y esto es algo que la arquitectura ha ido reflejando en periodos de tiempo. La investigación, aunque se basa en un modo de habitar en particular, no busca cerrase a este sino abrir la mente a la diversidad de modos que pueden existir.

 Centrándome en la capacidad de acumulación e incorporación a lo temporal del ser humano y descubriendo su dimensión histórico-social, no simplemente social, la casa deja de entenderse solo como lugar de confianza donde permanecer  a salvo de la intemperie donde el ser humano tiende a sustraerse hacia sí mismo, lo deja bajo cobijo, lo alimenta y lo sostiene. Comienza a ser el lugar donde se congrega lo más preciado para las personas, su intimidad, sus recuerdos, sus sueños,…. En tal sentido la casa y el ser humano se afirman como dualidad.
La creación de estos ambientes reflexivos de identidad es dada por la arquitectura, que ha de tener a la persona como principal mira en la realización de proyectos.


Apoyándome en algunos estudios teóricos, como  el realizado por un antropólogo sobre la evolución de la habitación de los adolescentes a lo largo de la historia, haciendo un análisis del modo de habitar mi casa y un listado de todos los objetos que poseo he llegado a la conclusión de que todas las personas necesitan hacerse eco de un ambiente propio que les caracterice de los demás. Por lo que este trabajo no es más que un seguimiento de como toda persona podría habitar de forma diferente el mismo espacio, invadiendo lo público y creando su porción de espacio introduciéndolo de este modo a la historia. 

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