jueves, 20 de febrero de 2014

Oferta para Maria Langarita

Todos conocemos tu secreto.

Esas cosas se notan. Hay situaciones donde lo único que se te ocurre hacer es “esperar y ver”, pero tú no eres así. Nunca harías eso. No te resistes a la tentación de participar en todo lo que pase.  Este cambio de era te está sentando bien. Te pasas el día fuera, en la calle. Conoces a toda la ciudad. Eres el prototipo de superheroína contemporánea.

Mi oferta.

María, hace poco leí este texto de Silo, un Humanista Universalista: 
“Me es insuficiente la definición del hombre por su sociabilidad ya que
esto no hace a la distinción con numerosas especies; tampoco su fuerza de trabajo es lo
característico, cotejada con la de animales más poderosos; ni siquiera el lenguaje lo
define en su esencia, porque sabemos de códigos y formas de comunicación entre
diversos animales. En cambio, al encontrarse cada nuevo ser humano con un mundo
modificado por otros y ser constituido por ese mundo intencionado, descubro su
capacidad de acumulación e incorporación a lo temporal, descubro su dimensión
histórico-social, no simplemente social.”

Sé de sobra que te relacionas bien con las personas, que cualquiera te aceptaría en su casa para realizar las actividades cotidianas. Te conozco y afirmo que yo misma te cedo mi hogar. Así que no es eso lo que necesitas. Te propongo algo más allá. Como dice Silo a la persona se le reconoce por su capacidad de acumulación.  María, si te pasas el día fuera de casa, ¿no es eso lo que necesitas?  ¿Qué es una casa sino el lugar donde están tus cosas?

Dice Beatriz Colomina sobre los Eames:  “Utilizaban “tecnología industrial para proveer… un recinto “no consciente de sí mismo” que pudiera satisfacer lo esencial para una vida cotidiana confortable. El ocupante podría entonces transformar esa estructura en un pronunciamiento personal, llenándola con accesorios de su propia vida. Todos los elementos efímeros de la vida ordinaria tomarían así el control y definirían el espacio.”

La ciudad es tu vida, pero.. ¿y tus objetos? Un almacén - observatorio es lo que necesitas. El sitio donde van a reposar todos tus accesorios, desde el cepillo de dientes hasta aquel papel que te encontraste el suelo y te recuerda a aquella ciudad…Todos estos objetos hablan de ti y observarlos te ayuda a conocerte y a recuperar tu esencia.


Podrás acceder a tu casa cuando la necesites, te lo garantizo.  

What about intimity?

La intimidad es la sordera. 
Tanto por falta total de sonidos, 
como por ruido absoluto.

About heroes and isolation

A House for Doing Nothing

Doing nothing was proposed as one of the most elevated experiences by Jean-Jacques Rousseau in his “Rêveries du Promeneur Solitaire” when he describes his isolation in a semi abandoned lake island, saying “I am now alone on earth, no longer having any brother, neighboor, friend or society other than myself.

The current state of the world, maybe The End of History described by Francis Fukuyama, where he remarks the need for distinguishing between what is essential and what is contingent or accidental in world history, is an evidence of this human sense of isolation, while at the same time, we’re all connected.

 A responsible political understanding of nowadays condition would be the background of a responsible house: a refuge for a hero of the global north challenging himself in concepts of political responsibility. The house itself is supposed to be a responsible device but it may already introduce to a new concept of responsibility while in the same time it gives a perspective towards an idiosyncratic notion of irresponsibility [founded in today’s participation in the social phenomena]: it is a project of self criticism

The reference of Rousseau’s islands is clearly represented in the way the house exposes its inhabitant: with no walls, playing with transparence in a continous dialogue with the exterior. Just like Raimund Abraham’s House with Curtains, born from his poem entitled “Elements of the House” written in 1972, where he indicated often opposing sensations and feelings:

“The house is the junction of:
dreams
illusions
death
[...]
conflicts
confrontations
movement
penetration
walls
[...]
transparencies
transcendence
the horizon
infinity.”

Could it be the perfect place for us to think and discover the new relational skills for a different era, where the first step would be to stop and do nothing?
___
Este post son segmentos de A House for Doing Nothing | Political Attitudes from Secluded Place (puedes leerlo completo aquí), que a su vez en parte de un diálogo o "blogiscussion", entre Léopold Lambert, Aristide Antonas y dpr-barcelona. Puedes leer el artículo de Léopold en The Funambulist y la respuesta de Antonas unos días después en su propio blog.

lunes, 17 de febrero de 2014

Musica y video

Creo que vale la pena primero escuchar, y luego ver sin escuchar, y viceversa.

http://www.youtube.com/watch?v=L4eEVUK8BwE
http://www.youtube.com/watch?v=aJieTsx5kzo

Temporalización


El mito de Buzz

“Creo que la humanidad debe aventurarse ahí afuera.

Cuando los primeros hombres y mujeres pisen Marte, yo estaré allí, ya sea viéndolo en mi televisor o mirando desde las estrellas.”

    El protagonista de nuestra historia es Apolo 11, nombre de la misión que envió al espacio la primera tripulación a la Luna Todos conocemos a la primera persona en pisar la Luna, pero… ¿del resto de la tripulación quien se acuerda? ¿viajaba alguien más con él?

    Nos centraremos en el personaje de  Edwin Eugene Aldrin, Jr, o también conocido como Buzz Aldrin. Este fue el SEGUNDO hombre en pisar la luna. Todo fue debido a una colocación estratégica de la escotilla, que, no se sabe porqué, estaba dispuesta dando la espalda a nuestro protagonista. Por un simple hecho de encontrase detrás de la puerta, Buzz, habiendo realizado el mismo recorrido que Armstrong, quedo en la oscuridad y solo es conocido por aquellos forofos del tema.  Sin embargo, aunque muchos no lo sepan, Buzz es el protagonista de la gran mayoría de fotos que podemos ver sobre aquella hazaña del hombre. Él es el protagonista de la famosa huella del hombre sobre la luna y de muchas otras.  Sí, le molestó ser el segundo en salir. Sobre todo le molestó que le presentaran como tal y que vendieran la noticia como “el primer hombre en llegar a la luna” y no “los primeros hombres en llegar a la luna”.. Afirma que lo más difícil de viajar a la luna fueron los dos años posteriores de actos públicos. Al acabar este periodo se derrumbó…

 "¿Y ahora qué?", como escribió en su libro Magnífica Desolación. "¿Qué hace una persona cuando ha logrado el sueño de su carrera? ¿Qué hace un hombre a los 39 años tras haber caminado sobre la Luna? Sabía que nunca repetiría aquello, y en la NASA quedé relegado a ser una especie de embajador. No podía trabajar como astronauta. Por añadidura, el interés público en el espacio comenzaba a evaporarse. Yo ya no estaba sometido a una disciplina, y por primera vez en mi vida, no tenía una meta. Sin darme cuenta, comencé a beber en serio. Eso se sumó a mi depresión crónica; había días en que no encontraba una razón para salir de la cama. Algo en mi interior se estaba resquebrajando". 

    Trágica situación la de nuestro aparente héroe. Tras mucho trabajo había conseguido todo lo que podría imaginar. Había alcanzado su meta en la vida ¿Y ahora qué?... La emoción del momento fue desapareciendo, no se le reconocia de la misma manera. Acabó con graves problemas psicológicos. Dejo la NASA. Su vida se convirtió en algo que nunca hubiera imaginado. Se podría resumir como “el ciclo de la vida”…


    Todo cambió con un simple giro de mentalidad. Pasar de ser una persona que se vende como héroe y sin embargo no es nadie a ser verdaderamente la persona que el quería ser.  Se dejó la bebida y su motivación empezó a ser que todas las personas que quisieran ir a la Luna lo pudieran cumplir. Ahora no solo es conocido por la misión Apolo 11, sino también por ser una persona honrada y sincera que  asumió que es más fácil ir a Marte o a la Luna que conocerse a uno mismo. No es coincidencia que el personaje Buzz Lightyear de la película Toy Story  tuviera ese nombre,  pues ambos comparten la misma pasión sin límites por la exploración espacial y esto es lo que le hizo salir de su gran crisis. La vida es de aquellas personas que se crean realmente su camino y busquen, no en solitario sino en comunidad, algún bien común.

El mito de BUZZ

Hay una historia desconocida en el alunizaje del Apollo 11, y no estoy hablando de que fuera falso, les estoy hablando de  Edwin Eugene Aldrin, Junior, el segundón de Neil Armstrong.

Eran tres los tripulantes de la nave aquel día de julio del 69, Armstrong, Collins y nuestro protagonista, Aldrin. El mes de duración del viaje fue algo incómodo, dejando de lado el hecho del angosto espacio y lo raro que era comer bolas flotantes de comida, la tensión entre los tres tripulantes de la nave acrecentaba por momentos, pues aun no se sabía quién sería el primer hombre en pisar la luna. Y este no era un hecho a la ligera. El pueblo de Wakaponeta, Ohio, el cual vio crecer a Armstrong, había instalado una costosa pantalla gigante en el centro de la plaza.

La novia de Michael Collins por su parte, le esperaba ardientemente en casa con un montón de velas y pétalos de rosa. Todo el tinglado fue muy descabellado por su parte, en primer lugar porque Collins era el piloto de la nave, y  por tanto no podía abandonarla en ningún momento. En segundo lugar, el mes de espera a la aparición del alunizaje en televisión, hicieron que la casa, y la chica, ardieran en llamas.

Edwin Aldrin también tenía sus grupis, los octogenarios del geriátrico del Nueva Jersey, compañeros del abuelo de Aldrin, la única familia que le quedaba tras el accidente que costó la vida a su familia, y del cual nunca quería acordarse.

Pues bien, las semanas pasaban y nadie quería sacar el espinoso tema que incluía las palabras “pisar”, “luna”, “astronauta archifamoso”, y ese tipo de consideraciones. Finalmente, para terminar con la tensión, decidieron que se haría a cara a cruz, pusieron las cartas sobre la mesa y le dijeron a Collins que era inviable que él dejara la nave en ningún momento. El lanzamiento de moneda se llevaría a cabo justo antes de abrir la puerta, y la mano inocente sería el pobre Collins.

Por fin llegó el anhelado 20 de julio de 1969. Aldrin y Armstrong estaban mordiéndose las uñas apretujados en el LEM, o módulo lunar, parte de la nave encargada del alunizaje, que se desprendería de la nave principal llegado el momento. Aldrin empezaba ya a roer el puño de su traje espacial. Toda su vida pasaba delante de él, su infancia en el campamento espacial, la trágica pérdida de sus padres y su hermana, y los largos entrenamientos en el simulador estelar. El silencioso clima se rompió cuando Armstrong decidió ir a ver a Collins a la central de mandos ciberespacial, para ver cuánto quedaba. A la vuelta le dijo a Aldrin que aún faltaban unas cuatro horas, y que debía ir a comprobar el ensamblaje del LEM con la nave principal, ya que Armstrong decía haber oído un zumbido a la vuelta la nave principal.
Aldrin se dirigió a realizar su tarea, y mientras comprobaba los fusibles, escuchó un estruendo que venía de la parte delantera del módulo lunar. De pronto, el Apollo 11 empezó a tambalearse y los ventiladores se pusieron en marcha. ¡Estaban tocando tierra y Armstrong no le había avisado! Aldrin salió corriendo para atrapar a su colega pero cuando llegó a la cabina principal la puerta ya estaba abierta.
La palanca de abertura en caso de emergencia estaba accionada, y Neil Armstrong gozaba de la ingravidez en el exterior. Edwin, aún perplejo, se asomó por la puerta. Al verle Armstrong empezó a gritar: “Buzzer! Buzzer!” (zumbido en inglés) en burla. La ira invadió por unos instantes a Aldrin, pero se le paso rápido, pues recordó un capítulo de su infancia. Pertenecía a los primeros años de su hermana, cuya primera palabra fue “buzzer”, por no poder pronunciar bien “brother”. Estos entrañables momentos con su hermana consiguieron dominar al astronauta, hasta el punto que bajo de la nave, caminó hacia su antagonista, y le bailo el “no rompas mas” de Coyote Dax. Y con las mismas se subió a la nave dispuesto a emprender el viaje de vuelta. Le hizo dos malas fotos desde la ventana, por cumplir, y se abrochó el cinturón de seguridad.

Cuando volvieron a pisar tierra firme, Aldrin le dijo a Armstrong que no contaría nada, no por temor a las represalias, sino porque sentía lastima por él, y consideraba que si había llegado a el punto de hacer algo tan temerario y mezquino, realmente tendría que ser quien figurara en las portadas de las revistas, pues su alma ya estaba corrompida.
Edwin por su parte, se autoimpuso el mote de Buzzer, y cambió legalmente su nombre, Edwin Eugene, a Buzz en 1988. Se hizo un nombre en la industria del cine, con numerosas apariciones en westerns y poniendo voz a dibujos animados, como Buzz light year, al que como ya habréis adivinado, dio el nombre también.



Buzz Aldrin es un ejemplo de valentía. Y no solo por formar parte de la primera tripulación que llega a la luna (y vuelve), este tipo de valentía requiere de preparación física y mental. La valentía que a mí me interesa es la que le llevó a enfrentarse a sus miedos, a sus recuerdos traumáticos de infancia, la valentía que le impulsa todos los días a levantarse y decir, soy buzz, un buzzer, un tipo que perdió la oportunidad de ser el primero en pisar la luna, y qué importa, estuve allí, me he rehecho a mí mismo, y ahora soy feliz, siendo el segundón, con un nombre anónimo y haciendo lo que me gusta. Armstrong se hizo mundialmente famosos por su “hazaña”, hizo varias giras por Estados Unidos y Europa contando su historia y animando a niños a seguir su ejemplo. Sin embargo, la verdad le atormentaba todas las noches, y cayó en la bebida pues ya no tenía razón para despertarse pues había cumplido el sueño de su vida, y no tenía ni gente con quien celebrarlo, ni nueva metas. Lo importante de esta historia es que al final ¡la vida es de los valientes! Y los honestos además la disfrutan.