viernes, 7 de febrero de 2014

miércoles, 5 de febrero de 2014

Referencia mapeado carteles

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Algunos ejemplos!

schlossplatz

Perspectivas Bauhaus

Triadisches Ballett, ballet de Oskar Schlemmer, profesor de teatro de la Bauhaus.



No recomiendo verlo de golpe, causa delirios.




Eames

Buena páginas sobre los Eames, con planos, información sobre el terreno y algunas fotografías que por lo menos yo no habia visto antes!
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lunes, 3 de febrero de 2014

Los genios están locos

Los genios están locos.

Es así. Siempre lo están.

Para bien o para mal, se crean un palacio mental, en el sentido mnemotécnico o en sentido literal. Es un lugar por el que pasear sin interrupciones del vulgar mundo exterior; saludas a tu gato de la infancia, revisas la partida de tazos que jugaste a los 15 años, y prestas atención a tu hermano todo lo que puedes mientras habláis. Todo a la vez, por supuesto.
Gaudí dormía en sus edificios mientras se construían, Van Gogh se cortó una oreja. Se decía que Newton era un psicópata bipolar. Y ahora se dice que Woody Allen abusaba de su hija adoptiva.
"En todo momento deberíamos ser conscientes de que nadie se halla nunca demasiado lejos del estado en el que tomaría de buen grado una espada o veneno para acabar con su vida; y quienes tienen serias dudas al respecto no tardarán en convencerse a causa de un accidente, una enfermedad, un violento cambio de la fortuna… o del tiempo."
_Schopenhauer
Bastante locos parecen estos genios.

¿Y quién les culpa? Una vez descubres tu palacio mental no necesitas nunca más la realidad, harás caso a tu gato cuando te venga bien, hablaras con tu hermano cuando necesites dispersión, y calcularás el giro exacto del tazo para caer encima de esa hormiga y aplastarla. Irás a misa cuando te venga de paso, obedecerás al policía solo si se mete en tu palacio y se toma un Brandy, Because you rule!

Porque tu palacio puede ser cualquier cosa, puede estar en todas partes, siempre contigo, como una carga, o un globo que te eleva. Solo depende de quien lo considere, al igual que la definición de casa, hogar, taza de té y chimenea, gato en la ventana, flores pochas, abuela gritando, la olla silbando, un montón de papeles que se caen, la calma más absoluta.
Estudiando el avance de la vida humana hasta este momento, las ambiciones, cambios sociales, etc, se puede decir que John Robb ha vaticinado que esta revolución que viene, viene como todas, marcada por:

1.     f. Cambio violento en las instituciones políticas de una nación:
la revolución francesa,rusa.
2.     P. ext.,inquietud,alboroto:
se organizó una revolución en la oficina cuando nos comunicaron que iban a subirnos el sueldo.
3.     Cambio importante en el estado o gobierno de las cosas:
el teléfono móvil ha supuesto una revolución de las comunicaciones.
4.     astron. Giro completo que da un astro en todo el curso de su órbita.


Te puedes revolucionar contra tus padres, el estado, el cartero… Te puedes revolucionar, como siempre hasta ahora, contra las reglas, reglas creadas por humanos. ¿Qué pasa cuando las reglas para los humanos no las marcan éstos, sino las máquinas? Y además, máquinas que una persona creó, y que quitan el trabajo a otras tres, como cuando despiden al padre de Charly en Charly y la fábrica de chocolate porque ponen en su lugar a una máquina que enrosca los tubos de pasta de dientes.
Los que sobreviven generación tras generación tras generación son los innovadores, porque son los que resisten estas revoluciones, los que se pueden amoldar y crean trabajos para el padre de Charly. El resto de especies humanas sucumben hasta casi extinguirse. Así, son estos supervivientes, los que sientan las bases de las nuevas naciones, aunque nunca llegaran a lo más alto, pues sus locuras les harán caer.
“You realize that people take drugs because it’s the only real personal adventure left to them in their time-constrained, law-and-order, property-lined world. It’s only in drugs or death we’ll see anything new, and death is just too controlling.
_Chuck Palahniuk
¿Hemos tocado fondo? ¿Hay algo que hacer? ¿Necesitamos un loco? ¿Vendrá Willy Wonka a sacarnos de esta?
Por suerte el padre de Charly tenía un hijo. Quizás todos acabemos así, trabajando en nuestra propia fábrica de chocolate, o de maquetas, maletas o bombonas de aire.

En un viaje...

Fue en un viaje donde empezó esta historia. Mi avión despegaba desde Madrid el lunes a las 8:15 a.m. Llegué con tiempo para el embarque pero la gente es demasiado puntual y teníamos a muchas personas por delante en la cola, dispuestas a pasar horas de espera para coger un buen sitio.
         Después de estar más de media hora conseguimos entrar en el avión y, como no, solo quedaban  los asientos de las últimas filas. A unos minutos de que cerrasen las puertas del avión entró la última pasajera, que para mi sorpresa, se trataba de mi reciente profesora de la universidad María Langarita!! Se me sentó al lado ya que solo quedaba ese sitio y la tensión comenzó. ¿Se acordará de mí? ¿Sabrá quién soy? ¿Le hablo? ¿No le hablo? Estos momentos para mí son muy difíciles porque no me apaño con los saludos… Ella seguía instalándose, venía con mucha prisa, pero bueno, quedaban dos horas de trayecto para que se relajara.
Nada más terminar de instalarse y sin cambiar el gesto de su cara se giró y me sorprendió con un “menuda coincidencia, ¿no?, ¿qué tal todo Rocío? ¿Qué se te ha perdido en Paris?”
¡Se acordaba de mí! Le conté que iba de turismo con unos amigos, que nunca había estado allí y que ninguno de ellos era arquitecto. Quedé bien, fui breve y pase la pelota a su terreno: “¿Qué tal tú? ¿Qué planes tienes allí? ¿Qué tal el trabajo?...”. Ella iba a Paris por trabajo. En el estudio estaban  haciendo un proyecto con un cliente de Paris  y las reuniones las tenían una vez al mes allí. El estudio le iba muy bien, tenían  mucho trabajo y no daban abasto con todo. Tenía que hacer  más cosas que horas tiene un día. 
Mis acompañantes de viaje pronto se juntaron entre ellos y me dejaron de lado ya que les había cambiado por otro pasajero.  Así que no tuve más remedio que seguir hablando con María, y le pregunté por el proyecto que estaba realizando en París. Fueron dos horas de conversación ininterrumpida en las que conocí más cosas de ella que en todo el curso en el que fue mi profesora.
Llegamos al punto de confianza al que se llega con las personas que piensas que no vas a volver a ver.
Observé en su ordenador el documento en el que estaba trabajando. Fue un poco indiscreto, pero en ese momento perdí  la vergüenza y me lancé a preguntarle por él. Se trataba del proyecto de su casa, lo desarrolla en su tiempo libre, pero a este ritmo nunca llegará a terminarlo. Quizá sea un proyecto utópico, una metacasa o cualquier otra cosa que pueda pasar por su mente.
 Mientras ella hablaba yo pensaba en la oportunidad que se me estaba pasando por delante. María no buscaba a nadie, ella puede realizar su proyecto, pero yo podía crearle la necesidad para hacerme hueco. Yo podía ofrecerle mi dedicación completa al proyecto y mis ganas de aprender de ella. Tengo demasiada confianza en mí misma. Tengo ganas de hacer algo que me apasiona. Tome valor y me lancé, ese proyecto tenía que ser mío. Si llego a estar en otro lugar no me hubiese atrevido, pero después de dos horas conversando no me dio miedo. Al poco tiempo ya había convencido a María de que es mejor que lo realice otra persona, y por la cuenta que me trae esa persona tenía que ser yo, y no dudé en decirlo claramente. Se lo pensó por unos segundos y me propuso una ruta por Paris y que yo le contase mis últimos proyectos.

No sé exactamente lo que busca, lo desconozco, pero no temo encargarme de este proyecto.