lunes, 3 de marzo de 2014

    En muchos sentidos este es un proyecto que cuenta una situación social. Tienen relevancia conceptos como acumulación, incorporación histórico-social, identidad y relación con la ciudad. 

    Recientemente me he parado a pensar sobre lo que es realmente "mi casa". Vivo en una urbanización de pisos construida poco antes del boom de la burbuja inmobiliaria. Todas las casas son exactamente iguales. Entonces ¿Dónde está la identidad? ¿Cómo reconozco mi casa? Beatriz Colomina, en un texto sobre la casa Eames nos dice que ellos usaron tecnología industrial para crear un espacio que pudiera satisfacer lo esencial para una vida confortable, pero que era misión del ocupante hacerlo suyo mediante los elementos efímeros de la vida ordinaria, que tomarían el control y definirían el espacio.  Pues bien, me parece una situación similar a la mía. Observamos como ambas casas fueron construidas en situaciones históricas similares. Por un lado la casa Eames buscaba cumplir con el sueño Americano: tu casa, con tu espacio, con todo lo necesario para la vida,... y por otro lado el tipo de urbanizaciones que conocemos por nuestra zona: pisos pequeños, construidos siguiendo el mismo patrón, que disponen de su piscina y sus propias instalaciones,... Es aquí donde por obligación son los objetos los que definen mi casa. 

    El escritor y diseñador Grahan Hill argumenta que el hecho de disponer de un número menor de objetos puede ayudar tanto al nivel económico como al nivel de felicidad en el usuario. Pone ejemplos como la tranquilidad que se siente en un hotel disponiendo de los objetos necesarios mínimos. Visión contraria a la anterior.

    Por otro lado el humanista universalista Silo hace una descripción de la persona humana donde es ésta  "acumulación e incorporación a lo temporal" lo que la diferencia del resto de seres vivos. " Descubro su dimensión histórico-social, no simplemente social [...] El hombre es el ser histórico, cuyo modo de acción social transforma a su propia naturaleza" Pues bien, el debate que esto abre es la necesidad que tiene el ser humano de formar parte de la historia como ser individual. Somos nosotros mismos los que debido al cambio social nos estamos apoyando en lo material para conseguir definirnos, diferenciarnos del resto y formar parte de la historia. 

    Por último, en relación con la identidad social, en nuestras ciudades existen multitud de espacios vacíos cerrados, desde teatros y cines hasta edificios de carácter privado. Alejandro Conty, a través de su estudio Excenia  busca que estos edificios o espacios puedan ser usados por las generaciones anteriores. No deben quedarse estancados en el pasado sino formar parte del presente. En el proyecto de Langarita-navarro del Medialab se busca la apropiación del edificio existente, pero no solo como narración de una historia que allí sucedió, sino aprovechando también todos los recursos que el lugar da por sí solo. 

    La rehabilitación de espacios vacios, de patrimonio, es un tema de actualidad, por un lado tenemos a los puramente conservadores, a los que buscan intervenir aportando y los que directamente construyen de nuevo. Mantener lo existente me parece necesario, pero aquí se encuentra el punto de conflicto, que es: ¿mantenerlo por completo como estaba (pasado) o intervenir en el desde el presente? 

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