martes, 4 de marzo de 2014

Perdón por las horas, me sobran las palabras

Me gusta de vez en cuando volver a los comienzos, recordar por qué empecé este camino en el proyecto y no otro, y también leer a los de siempre, los blogs que me gustaban antes de la arquitectura, o que leo cuando estoy de vacaciones.

Es en ese camino cuando encuentro sentido a buscar mis obsesiones e intuiciones. Mi gran obsesión y lo que me interesa de mi proyecto, y por lo que lo empecé, es la relación con la ciudad. Me apasiona el modo en el que el ciudadano encaja en el engranaje, se deja llevar, y poco a menudo lo rompe, encendiendo la mecha de la devastación en las ciudades genéricas o produciendo cambios fantásticos en las que son más complejas. En el camino para entender las ciudades y el modo en que interactúan con los ciudadanos o lo doméstico, me ha sido de gran ayuda el urbanista Javier Ruíz Sánchez, que dio una conferencia en la universidad el pasado miércoles 26 de febrero sobre igualdad y poder en la ciudad. No he encontrado ninguna web donde desarrolle su material, sin embargo me quedo con ciertas cosas que dijo en la charla como (parafraseándole) que la acera es el espacio de la incertidumbre, sin incertidumbre la calle no existe, la ciudad se pierde. Y lo que más me aportó por cercanía a mi proyecto, fue que insiste en que "hay que vaciar la casa para llenar la ciudad", posicionándose fuertemente en contra de las urbanizaciones cerradas y los pisos con "todo incluido" que tan de moda están y que anulan la posibilidad de relación con la ciudad y entre ciudadanos. Apunta también a este respecto que las casas no deben ser perfectas, pues chocarían con la idea de la buena ciudad. Las casas, los comercios, etc, deben tener deficiencias, para que así la gente salga a la calle a buscar lo que le falta, a encontrarse con lo imprevisto y crecer.

Un personaje que me ha causado muchos dolores de cabeza desde que lo conocí es Agustín Fernández Mallo. En su blog escribe sus reflexiones sobre el mundo, breves notas sobre enlaces interesantes, y por supuesto todo el merchandising de su obra. Ya hablé de él en la primera entrega, introduciendo la frase "He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por facebook" parafraseando a Allen Ginsberg en Aullido. Me interesa su metodología de trabajo por estética collage que deja. Puedes ir introduciéndote en su mente a base de los fragmentos de pensamientos, experimentos y sensaciones que escribe. Por otro lado, un tema recurrente en sus escritos es la ciudadanía, la tecnología, y el arte. Trabaja mucho con el remake, como se puede ver en su primera obra  “El Hacedor (de Borges) Remake”. A menudo lleva a cabo este remake repitiendo experencias que otros tuvieron pero con otros medios. No da soluciones a problemas, enuncia temas, y a mi por lo menos, me da qué pensar.
Siguiendo en la temática del remake, re-hacer, el re-mirar, me topo con Kenneth Goldsmith, poeta y creador de la UbuWeb donde hace 18 años empezó a crear un archivo de arte de vanguardia, que por propia definición, se actualiza continuamente. En una entrevista que le hicieron recientemente en El País, habla del paso de la pintura a la fotografía, y como este hecho re-hizo la pintura, cambió el modo de abordarla para los artistas, y surgieron las vanguardias. Explica que del mismo modo, la escritura se está viendo transformada por el desarrollo masivo de Internet, reduciéndolo todo a un copia y pega. En este sentido, encuentro que es la tecnología la que propicia estos cambios en el entendimiento. Y del mismo modo que la pintura se hizo abstracta, o la escritura fragmentaria, las casas se recrean hacia Dios sabe dónde.

Por último, quería tocar el tema de la intimidad, ya que es un punto del proyecto que me interesa bastante. No es una obsesión, ni una intuición, lo entiendo como una pata irremediable que ha surgido de la creación de lo fijo. La conocidísima escritora y arquitecta Beatriz Colomina habla muy bien de la intimidad en su libro Privacidad y Publicidad, ambos conceptos están muy presentes en mi idea actual de la casa, y me gustaría seguir indagando en los conocimientos que Beatriz puede aportar con sus escritos. Por otro lado encuentro de interés los espacios de trabajo que se crean en el bar berlinés Oberholz. Este bar/restaurante nace de la necesidad de un espacio de trabajo más allá de las oficinas convencionales, en un lugar intermedio, más relajado y abierto. Lo interesante de este lugar, y tantos otros como este que han ido saliendo como setas por todas las grandes ciudades, es el hecho de cómo se llega a crear un espacio de intimidad estando entre tanta gente. El espacio cuenta con mesas grandes, pequeñas, sofas y taburetes, para garantizar la mayor variedad y un ambiente diverso. La mayoría de gente que va sola acaba poniéndose los cascos y aislándose así del mundo. Podrías preguntarte que si se quiere aislar y no piensa hablar con nadie, por qué va a una cafetería y no se queda en su casa? El hecho es que como explica su fundador en esta entrevista, nos encanta estar con gente, aunque no queramos estar con gente. Este es otro punto fuerte del proyecto que quiero seguir desarrollando.


Me quiero posicionar en este debate tan variopinto en el eje divisor entre el aislamiento y la ciudadanía. No quiero estar aislada pero a veces es necesario. Lo que podría aportar a estos pensadores y emprendedores sería la unión entre estos dos límites que me interesan. Quiero llegar a construir algo que trabaje a la vez con lo público y lo privado sin olvidar al ingrediente que da sentido a todo esto, el ser humano. Quiero crecer dentro de ellos entendiendo más sus procedimientos y mensajes.

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